Nuestra América Latina es una cultura genuinamente agrícola, la población campesina, en el espacio y en el tiempo ha sido predominante y se constituye como principal productor de alimentos en el mundo a pesar de los avances hegemónicos del capital que pretende desaparecer la cultura campesina e instalar la agricultura convencional como único patrón agroproductivo, lo cual nos coloca ante un avance violento de la artificialización de la agricultura y una naturalización de la destrucción y mercantilización de los alimentos.
La agricultura convencional no se trata solamente de una instalación física geográfica o tecnológica, o su campo de acción no se limita a lo productivo, se trata por sobre todo de un movimiento cultural que nos ha invadido provocando la crisis civilizatoria. Si bien es cierto, que el fin de ellos no es la hegemonía cultural sino la acumulación y monopolio del capital pero para hegemonizarse crea la industria cultural, a través del cual nos invade, nos somete y nos suprime culturalmente para llegar a los fines mencionados. Por tanto, el agronegocio ha constituido una bandera de colonización territorial (geográfica y cultural) del sistema del capital.
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