Paraguay 09/04/2014
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“Como la nube a la tormenta, el
capitalismo lleva dentro de sí la muerte.”
Hugo Chávez
El
motor de nuestro hacer es el sentir, es el emocionar que mueve nuestro accionar,
partiendo de esa premisa quiero colocar algunas palabras más que pintadas de
letras, está cargada de sentimiento de indignación por la triste realidad que
vive mi sufrido y heroico pueblo paraguayo. Paraguay un país rico pero
empobrecido en donde la clase política
dominante nos ha quitado el derecho a la tierra, al territorio, a la libertad, a la justicia, hasta el derecho de soñar.
dominante nos ha quitado el derecho a la tierra, al territorio, a la libertad, a la justicia, hasta el derecho de soñar.
Hoy
cinco compañeros campesinos a quienes el Estado paraguayo no solo les ha negado
la tierra para trabajar sino también el derecho a la libertad, a la justicia,
lo más grave aún se les están negando el derecho a la vida, así como lo hizo el
15 de junio del 2012 en la masacre de Curuguaty, en donde el Estado con su
instrumento represor y asesino quitó la vida a once campesinos, sumado a esto más
de ciento quince campesinos asesinados en la era “posdictadura”.
Desde
la masacre de Curuguaty los compañeros Felipe
Benítez Balmori, Néstor Castro, Adalberto Castro, Rubén Villalba y Arnaldo
Quintana han sido secuestrado por la “justicia ordinaria”, viciada de
irregularidades, en donde el debido proceso no ha dejado de ser letras muertas,
paradójicamente estos compañeros pasaron de victimas reales a ser victimario
dentro del proceso judicial, hoy llevan 55 días de huelga de hambre con situaciones
críticas de salud y con riesgo de perder la vida.
El
tribunal de salto de Guaira hoy sentencia a muerte a los compañeros. Nos matan con policía, con sicarios con sus
pistolas y fusiles, el agronegocio con sus venenos, pero también nos matan los
jueces con su martillo (mallete) de sentencia. Los miembros de este tribunal,
títere de la oligarquía, tienen las manos manchadas de sangre campesina y hoy
como pueblo podemos hacer un fallo ante la historia y ante la sociedad (no judicial) culpando a estos
jueces de homicidio doloso calificado con alevosía porque con la sentencia
están matando premeditadamente a los cinco compañeros pero también están
matando nuestro sueño de justicia, están matando las esperanzas de las familias
que con su vigilia cotidiana alimenta el sufrimiento y el infortunio provocado
por los poderes del Estado maquinada por la clase de poder económico.
La barbarie en su
máxima expresión se sitúa en Paraguay, nuestra justicia embargada por la
oligarquía nacional y transnacional, las instituciones del Estado en complicidad
abierta con la mafia del narcotráfico y del agronegocio, mientras el pueblo
trabajador desposeído, cotidianamente explotado y reprimido, quien lucha por
sus derechos son sometidos al más severo castigo. Es el mundo al revés que nos
relata Galeano, las víctimas son victimarias, la canalla y el verdugo son los
dueños de la justicia, el derecho es un privilegio de los que tienen dinero, la
cárcel, el destierro y la muerte es el destino de los pobres que luchan.
El sector campesino se constituye como vanguardia de
resistencia antes el ataque capitalista por esa razón buscan por todo los
medios callarnos, pero nuestra voz con cada injusticia cometida será más fuerte
y más numeroso, estamos llamados a no claudicar porque no tenemos nada que
perder. Nuestra indignación debe llevarnos a la unidad y al trabajo político y
organizativo para ir consolidando fuerzas.
Sólo existe un sentimiento mayor que el amor a la libertad: el odio al que te la quita
Che Guevara
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Adriano Muñoz
Ing.
Agroecólogo, graduado en el Instituto Agroecológico Latinoamericano Paulo
Freire (IALA)