Masacre en la Estancia
Murumbi- Canindeyú - Paraguay
adriano.agroecologia@gmail.com
El
hecho se dio en el departamento de Canindeyú al noreste del país, en un
latifundio perteneciente a Blas N Riquelme un antiguo dirigente del partido
colorado (de derecha) que se ha desempeñado varios periodos como senador
nacional. Los campesinos sin tierras estaban
reclamando dicho inmueble por ser una tierra fiscal según datos de la comisión Verdad y Justicia, que durante la dictadura el ex senador se apropió de ella.
reclamando dicho inmueble por ser una tierra fiscal según datos de la comisión Verdad y Justicia, que durante la dictadura el ex senador se apropió de ella.
Además
de los dieciocho muertos, hay centenares de campesinos heridos
y muchos desaparecidos que hasta el momento se desconoce su paradero y su
condición de salud por el cerco policial y militar establecida en el terreno.
El
procedimiento policial se desarrolló con 200 efectivos policiales reforzado con
un helicóptero y con armas de guerra, mientras que ellos alegan que se
destinaban al lugar para dialogar y que las armas solo contenían balines de
goma. Paradójicamente el resultado del dialogo y de la bala de goma arrojó otros
resultados. Cabe mencionar que gran parte de estos efectivos policiales fueron
adiestrados por oficiales colombianos, especialistas en asesinatos de
campesinos.
Es lamentable el papel que cumple los policías, en su
mayoría hijos de campesinos, la de garantizar que la propiedad de la tierra siga
en manos de quienes la poseen hoy, y que
esas tierras ayer fueron de los verdaderos sujetos de la reforma agraria, pero
esa sangre derramada de los campesinos no será en vano, será para que mañana
todas esas tierras malhabidas regresen genuinamente a las manos de quienes las
trabajan, de quienes la cuidan, a la manos de los campesinos y
campesinas.
Desde el 2000 en Paraguay se ha enjuiciado a
mas de dos mil campesinos y mas de 100
asesinados tanto por policías como también por sicarios pagados por
terratenientes. Ubicando lo ocurrido dentro de ese contexto, los campesinos para
garantizar su seguridad se organizan y se arman para defenderse tanto de los
sicarios como también de los policías, teniendo en cuenta que el Estado al
contrario de garantizar la seguridad, ofrece cárcel y muerte a los
campesinos.
Este
lamentable hecho no es un simple hecho de violencia o un conflicto común, sino
es producto de una acumulada deuda histórica que el Estado Paraguayo ha venido
sumando hacia los campesinos, que hace décadas ha venido reclamando la reforma
agraria y la equitativa distribución de la tierra a los sujetos agrarios. Además
de no dar respuestas a los reclamos de las familias campesinas, los
terratenientes empotrado y amparado por el Estado Burgués han desarrollado
series de mecanismos de represión y persecución
hacia las luchas sociales. En ese sentido el Estado ha sido un fiel
defensor de los terratenientes la mayoría brasileños y corporaciones multinacionales para
garantizar la producción de soya en el país dejando huellas ecológicas
irreparables y secuelas profundas en las comunidades campesinas.
Lo
ocurrido es un fiel reflejo de la crueldad y mezquindad de la clase dominante
que todavía vive algunos países de
nuestra América, en donde las corporaciones del agronegocio con el afán de acaparar tierras para acumular capital a costa de cualquier
precio sea asesinatos y destrucción de la naturaleza, ha venido sometiendo, encarcelando, asesinado
a los campesinos, históricos defensores de la naturaleza y del territorio.
Este
hecho ocurrido en el distrito de Curuguaty en la estancia Murumbi es producto,
en lo inmediato, de la mala distribución de la riqueza, y por su puesto los
asesinatos y persecuciones de campesinos obedecen estrictamente al plan de
seguridad que el Gobierno paraguayo de Fernando Lugo ha Firmado en el 2008 con
el gobierno Colombiano y con la embajada norte americana en el
país.
Es importante también colocar el papel de los medios de
comunicación privada frente a los hechos, que casualmente coincide en su
discurso con los empresarios y dirigentes de la derecha al colocar una mirada con intenciones políticas
mezquinas jugando maniobras sensacionalista por un lado, al condenar la muerte de los policías con mucha
amplitud, por otro lado justificando la
muerte de los campesinos sin tierras alegando que los primeros tenían familias y
sueños, los segundos armas y antecedentes penales, unos eran los buenos y los
otros los malos, policías muertos los héroes, los campesinos muertos
terroristas.
Queda
claro que mientras no se soluciona el problema de la tierra, mientras no se
implementa la reforma agraria en el país seguirán los conflictos, seguirán los
combates en donde lastimosamente pierde el campesinado porque los terratenientes
con sus sicarios, el Estados con sus tres poderes no deja ninguna posibilidad
para que los campesinos logren su bienestar. Pero esta relación asimétrica nunca
ha sido un limitante para que los campesinos sigan reivindicando sus
derechos. Las organizaciones sociales
especialmente los movimientos campesinos están en pie de lucha y se ha decretado
en movilización permanente. La Vía
Campesina Paraguay, las organizaciones afines y las organizaciones de derechos
Humanos se desplazaron en el lugar del hecho para garantizar la vida, el respeto
a la integridad física y moral de campesinos heridos y detenidos.