Adriano Muñoz Perez
adriano.agroecologia@gmail.com
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Twitter: @adriecologia
"La arcilla fundamental de nuestra
obra es la juventud"
Che Guevara
La juventud es el sector de la
sociedad que genera dinamismo por su
energía siempre activa, por su deseo espontáneo y permanente de libertad, y,
en nuestra América Latina y el Caribe por ser mayoría constituye un
potencial productivo. Valiéndose de todas estas cualidades, el sistema
capitalista neoliberal desarrolla mecanismos para convertir a la juventud en potenciales
consumistas.
La industria cultural con sus
medios e instrumentos, crea mecanismos de seducción que convierte a la juventud
en objetos de mercado. Un alto porcentaje de la juventud vive alienada,
desconoce su compromiso social y vive en un submundo alejado de su realidad,
incluso algunos se acerca al lumpenismo.
La globalización capitalista busca homogeneizar a la juventud, a través de la imposición de la música, bebidas, las marcas de las ropas, forma de vestir, peinados, lenguajes, y hasta la forma de caminar promovidas principalmente a través de la industria cultural (televisión, cine, telenovelas, radios, revistas, etc.). Estos grandes laboratorios de medios, diseñados para que los jóvenes de nuestros barrios periféricos, comunidades campesinas e incluso indígenas de América Latina quieran parecer al joven que vive en un Pent House en New York o de otra metrópoli. Este diseño de la industria cultural no tiene otra intención, más que de aumentar el consumo. Pretende que el nivel de consumo de la periferia sea igual al de las metrópolis, lo cual genera una primera contradicción: el primero (los jovenes de la periferia) no posee los recursos necesarios para alcanzar el nivel de consumo del segundo (Juventud de la metrópolis), éste, sin embargo posee las condiciones para derrochar los recursos, a fin de satisfacer sus deseos, fantasías y apetencias capitalistas, volviendo ilimitado la necesidad, y por tanto el consumo, desde ahí se presenta la segunda contradicción: necesidades ilimitadas vs recursos limitados y finitos (Max Neef). Si todas las personas consumiéramos como el joven que vive en un Pent House de New York, según Bill Mollison necesitaríamos aproximadamente cuatro planetas tierra
Ante lo descrito, el escenario muestra que la realidad de muchos jóvenes se reduce a un mundo virtual en donde se prima las apariencias y se suprime la ESENCIA. El sistema capitalista impide a la juventud a ser, atenta de manera permanente contra nuestra identidad, en primer lugar como pueblo y en consonancia como seres dentro de la diversidad cultural que habitamos esta América, con los cuales a su vez se generan consecuencias dentro de la subjetividad de cada uno y cada una, con baja autoestima, donde la alienación es un elemento esencial para generar jóvenes autómatas que se siente cómodo y conforme como objeto de mercado.
Mirando la realidad de la juventud rural, en las últimas décadas se observan ciertos fenómenos en donde ya no se puede distinguir la juventud rural de la juventud urbana, Hay una expansión considerable de la urbanidad que se expresa esencialmente en la juventud. Nos preguntamos, ¿porque ocurre eso? , al hacer un análisis de fondo y de forma podemos decir que al capitalismo le interesa expandir la urbanidad por varias razones, una de ellas es, para tener más consumidores concentrados y dependientes absolutos del mercado, en contraste tener menos productores, para así monopolizar la producción y distribución de bienes y servicios. Otra razón es, que a partir de la expansión de la urbanidad se va suprimiendo a la cultura campesina, gran parte de la nueva generación no se siente identificada con la cultura campesina, inclusive sienten vergüenza del ser campesino o campesina, producto de todo un trabajo mediático que hace el sistema con sus instrumentos que mencionamos arriba, los cuales han generado un masivo éxodo de los campesinos y campesinas en las ciudades.
Fortalecer la ruralidad quizás es una de las tareas de resistencia mas estratégica de la juventud de hoy, sea este de la ciudad o del campo. Mientras la urbanidad sea hegemónica, seguiremos siendo esclavos de la modernidad, de la dependencia y del consumo, sin embargo, la ruralidad, en primer lugar va permitir nuestra convivencia armónica con la naturaleza y con nosotros mismos, además va permitir fortalecer nuestra identidad como sujetos sociales con derechos y no objetos de mercado.
La alienación, la dependencia y
el desarraigo de la juventud no forma parte de la esencia y naturaleza del
mismo, al contrario, la juventud es rebelde y dinámica, el Camarada Salvador Allende nos decía “ser joven y no ser
revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Las grandes bastiones
de lucha en Latinoamérica en la actualidad está sostenida por los jóvenes, sean
estos, de partidos de izquierdas o
movimientos sociales o colectivos.
Y sin vacilaciones podemos decir hoy
que el éxito de las luchas en el
presente contra el capitalismo, está en manos de la juventud. Pero ese éxito no
será resultado de una acción divina, sino de trabajos dentro de la
organización, la formación de la conciencia, la movilización permanente y el
compromiso de clase e intergeneracional irá transformando las relaciones
sociales hegemónicas e injustas.
Al abordar este análisis, es
importante afirmar que la equidad de género y generacional debe conceder
espacios protagónicos a la juventud consciente y organizada, tanto en las decisiones
políticas y estratégicas, dentro de nuestras organizaciones. Porque muchas
veces, además de los ataques ideológicos, mediáticos, la juventud recibe cierta
desconfianza por parte de los dirigentes. Éstos, a veces no reconocen el papel
de la juventud y siempre ejercen una especie de celos por el espacio político
de la organización o del partido, por eso es importante además de tener
conciencia de clase, tener una conciencia intergeneracional lo cual nos permitirá
identificar nuestro papel histórico con las generaciones que van pasando, del
presente, los que van entrando (de relevo) y los que vendrán.
"Revoluciona la conciencia, que las demás se darán como consecuencia de aquella “Abel Pérez Rojas.
"¿Y qué juventud queremos? ¿Queremos, acaso, una juventud que simplemente se concrete a oír y a repetir? ¡No! Queremos una juventud que piense. ¿Una juventud, acaso, que sea revolucionaria por imitarnos a nosotros? ¡No!, sino una juventud que aprenda por sí misma a ser revolucionaria, una juventud que se convenza a sí misma, una juventud que desarrolle plenamente su pensamiento."
"¿Y por qué creemos que se desarrollará esta juventud revolucionariamente? Sencillamente, porque tiene todas las condiciones para lograrlo, tiene todas las condiciones que le permitirán desarrollarse revolucionariamente, pensar y actuar revolucionariamente”
Fidel Castro
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