El 10 de julio
comenzó la marcha campesina, más de 17 mil labriegos llegaron a Asunción, muchos
“marchólogos y campesinologos”, principalmente los analistas de los programas
televisivos exponen y fundamentan posturas generalmente para deslegitimar los
objetivos de la marcha. Los asuncenos, por ejemplo, aclaran consternados y
molestos que la ciudad no es para gente sucia y raídas, ¡Que hacen estos
haraganes acá! - exclama un oficinista con otro comerciante. Otro “cristiano”
enojado como tantos otros, leyendo los titulares de ABC y Ultima hora en la
mañana del 14 de julio, sentenció “estos sinvergüenzas deben ser garroteados y
expulsados de nuestra ciudad, que se vayan a trabajar”, al terminar de leer, se
levantó para ir a la iglesia, era su hora de rezo. Y por las grandes emisoras
de radio y televisión repiten la retórica los personajes de la farándula “yo
también tengo deuda voy a sumarme a la marcha” tratando de banalizar la lucha digna
de los campesinos y campesinas ¿Quiénes serán beneficiados por esta ley? cuestiona
una periodista en la pantalla de Telefuturo ¿no se sabe quiénes son? Y atrás de
ella 17 mil campesinos gritando “el pueblo Unido Jamás será Vencido” y repetían
“queremos subsidio”. ¿Dónde estarán esos beneficiarios? Sigue clamando la
periodista. Pero también había asunceno que decían: ¡pobres campesinos! solo
son escuchados cuando toman medidas y se movilizan! ¡Ellos son los que nos
alimentan!
Y así diversas
voces, unas pocas propias o genuinas, otras, mayoritariamente acondicionadas
por los medios de (In)comunicación se cruzan o se chocan, por supuesto, ninguna
son neutras ni desinteresadas. Dentro de esa misma lógica quiero también
colocar algunas aseveraciones y para comprender de una forma más sencilla desde
mi parecer, trataré de presentar a cuatro personajes, quienes nos ayudarán a
comprender el por qué las confrontaciones de ideas y antagonismos respecto a la
marcha campesina. De ante mano hago la aclaración que los personajes que
formarán parte de este texto son ficticios, pero en la realidad existen. Juan (Campesino Concepcionero), a María (Asuncena, hija de un campesino
expulsado por el Agronegocio del departamento de Itapúa), a Jhon: Asunceno de padres asunceno –
Funcionario Público y a Clever - Latifundista
Juan tiene 7 hijos, todos menores de
edad, posee una propiedad de 5 hectáreas en donde sobrevive con la familia. Es
afiliado del partido colorado, todavía tiene una calcomanía HC pegada en su
precaria pared de tabla. Hace 4 años Juan sacó un crédito de 5 millones de una
financiera privada, colocando como garantía su título de propiedad, para
sembrar 3 hectáreas de sésamo, un rubro promocionado por el Ministerio de
Agricultura. Alentado por los técnicos de la DEAG quienes le garantizaron,
buena productividad, mercado seguro y buen precio, Juan inició la siembra,
motivado por las promesas de las instituciones. Dicha motivación no duró mucho
porque con un arduo y dedicado trabajo solo logró cosechar 900 kg de sésamo de
las 3 hectáreas cuyo precio estaba a 2000 Gs el kg.
Durante esos 6
meses el pobre Juan trabajó con esperanza de que su producción pueda salir bien
y vender a buen precio. Toda esa ilusión quedó bajo tierra porque no logró ni
cubrir el costo de producción, ni mucho menos los gastos básicos de la familia.
Y así pasaban los años y la desilusión se repetía.
La situación de
pobreza se agudizaba en su seno familiar, sus hijos ya sin uniformes, sin cuadernos,
su señora ya descalza y las pequeñas despensas de su comunidad ya no le quieren
dar fiadas las mercaderías, para empeorar, Juan empezó a recibir visitas de los
funcionarios del banco, trayendo notificaciones sobre el vencimiento de la
cuenta, en donde sentenciaban que si en dos meses no paga un 30% de la cuenta
su lote será liquidado a un tercero.
Actualmente la
cuenta de Juan alcanza los 17 millones, ya judicializado a punto de ser
rematada su propiedad.
Con esta
situación y sin salida alguna, Juan empezó a participar por primera vez en las
asambleas campesinas realizadas en el local de la OCN para buscar salida a su
situación con sus semejantes.
Juan con otros
1500 campesinos de Concepción en horas muy tempranas del día 10 de julio
salieron rumbo a Asunción en un camión de carga, viajaron parado 7 horas. Hasta
la fecha Juan sigue en la plaza de armas, asegura que no va regresar hasta que
se logre los objetivos de la marcha. “Si pierdo mi tierra, perderé también mi
identidad, y si pierdo mi identidad dejaré de ser sujeto” expresa Juan con cara
de profunda tristeza, en ese mismo momento descubrí que su tristeza era doble,
una, su deuda con el banco, la otra, quizás es más profunda, descubrió que su
partido ANR (HC) no era de él, se sintió utilizado por tres décadas, comprendió
que su voto y su color no era sino para seguir enriqueciendo a una minoría,
enemiga de la clase pobre. A Juan le dolió más la deuda con su clase, que su
deuda con el banco.
Maria es estudiante de sociología en la
UNA, desde que inició la marcha ella llega tarde a la Universidad, pero sin
embargo reconoce la situación de los campesinos. Además de comprender el
objetivo de la marcha, María cada dos días trae a sus compañeros de la
universidad para compartir en la carpa donde esta Juan. María se siente
identificada con los campesinos y hace propia la reivindicación de los mismos.
María se informa en los portales alternativos y cuestiona fuertemente los
partidos tradicionales.
Clever, es de nacionalidad brasilera
posee 800 mil hectáreas de tierra, es miembro activo de la Asociación Rural del
Paraguay (ARP), además es asesor del ministerio de Agricultura, se dedica al
cultivo de soja y cría animales, la mitad de la tierra de lo que posee hoy fueron
adquiridos durante la dictadura, el plantea que la agricultura campesina debe
desaparecer porque significa el atraso. Advierte al gobierno que si se aprueba
la ley de Emergencia y reactivación productiva de la Agricultura familiar
realizará tractorazo con su gremio. Clever al recibir la noticia de que fue
vetado la ley no dudó en ir a felicitar personalmente al Presidente por su
“valentía”.
Jhon es de la clase media alta de
Asunción, nunca ha estado en el campo, pero es un experto en opinar cuando se trata
de campesinos, es abogado y trabaja en el ministerio de Hacienda, él es un tipo
que se interesa mucho por los acontecimientos politicos, económicos y sociales
de nuestro país por eso siempre se “informa” leyendo los periódicos ABC color ,
ADN y ultima hora y no pierde ninguna edición de noticia de Telefuturo y de vez
en cuando se empapa de los aconteceres del mundo viendo CNN, su hobby es el futbol y los fines de semana se
dedica a las actividades políticas, milita en el partido colorado, es cartista.
John no soporta a los campesinos y se enfurece con la presencia masiva de ellos
en Asunción. Todas las tardes, al salir de su oficina se dirige a la cancha en
su lujoso automóvil para jugar con sus amigos. Durante estos 27 días de marcha
Jhon no llegaba a hora en la cancha, motivo suficiente para repudiar la marcha,
como un método para disipar la rabia, no perdía la oportunidad de bajar los
retrovisores de su auto unos segundos y gritar “campesinos haraganes, sinvergüenzas,
vayan a trabajar” además de expresarse con mucho “afecto” hacia los que le
alimenta, en las redes sociales. Juan y los otros miles de campesinos y
campesinas indignados por las calificaciones y provocaciones que gritaba Jhon,
pero en ese mismo momento de indignación, Juan se percató de algo… de un
detalle, Jhon tenía pegado en su automóvil la misma calcomanía que él tiene
pegado en la pared de su casa.
Silvio Martinez - Dirigente de la OCN - Yby Yaú - Concepción |
Miles
como Juan se movilizan desde su
realidad, abandonados por su suerte por un Estado que responde solo a los
intereses de la clase dominante, y así como Juan muchos en la lucha
descubrieron e identificaron los asesinos de sueños, los truncadores de
futuros. Igualmente hay miles como María
que no pierden los valores de la solidaridad, el humanismo y de reconocer al
otro como sujeto, cargados de historias, penurias, deseos, sueños y esperanzas.
Las personas como Jhon y Clever opinadores desde su comodidad irán
perdiendo voz y espacio en la medida que los/as Juanes/as y las Marías vayamos
asumiendo conciencia.
Escrito por Adriano Muñoz Perez
Ingeniero en Agroecología, graduado en el Instituto
Agroecológico Latinoamericano Paulo Freire – Venezuela
De estudios Campesinos, indígenas y afroedescendientes
Dirigente de la Organización Campesina del Norte (OCN)